Old Music Island admite una lectura erótica. ¿Fue la intención al escribirlo?
Erótica y amorosa. La intención fue contar una historia por episodios, pero de manera poética. En la primera parte del cuaderno se va prefigurando un baile que no es otra cosa que el encuentro amoroso; en la segunda parte se dan más detalles de ese encuentro y de cómo lo guarda la memoria.
– ¿Cómo fue la escritura del libro?
Placentera y dolorosa, divertida y a ratos triste. Ya sabes: en la poesía, una deambula por las lindes de lo posible y lo que no, inventa realidades a partir de sueños muchas veces no realizados. Entonces el resultado es dual: por un lado, la satisfacción de terminar un libro; por el otro, la resaca del proceso escritural y sus colindancias con esa parte de la vida a la que llamamos “real”.
¿Qué te ofrece la poesía frente a la narrativa?
Son plataformas distintas, cada una ofrece lo suyo: la poesía, la precisión, la síntesis, la sugerencia; la narrativa, la posibilidad de regodearse en descripciones, en explicaciones, en vericuetos. En la narrativa suelo decir cosas que la poesía no me permite; en la poesía las digo de otra manera.
Quisiera que me hablaras sobre tu relación actual con la poesía y con el ejercicio escritural: ¿De qué manera llegó a ti?
La poesía es un ejercicio constante. El destello me asalta de manera inesperada. A veces así se escribe el poema, a veces sólo algunos versos. Pero ya escrito, es la de nunca acabar: revisiones y revisiones, hasta que me deje satisfecha. Y en ocasiones, todavía después de eso, vuelvo a corregir. Así ha sido siempre, al menos desde los veintitantos, cuando empecé a escribir “en serio”.
Me gustaría saber de qué maneras trabajas o resignificas “lo femenino” en tu poesía es decir: personajes, ámbitos, lugares.
Casi todos mis personajes son femeninos, es una elección natural pero al mismo tiempo consciente: me interesa dejar ver la vida de las mujeres, sus entornos. En cierta ocasión hice una serie de poemas en los que contrariaba el mito original de Eurídice, Penélope, Eva, Helena la de Troya y Margarita, la del Maestro. Y además, escribo desde mí y mis experiencias. Casi todo es femenino entonces.
¿Ha cambiado tu poesía desde tu llegada a México?, es decir, ¿ha influido este cambio en la forma de tu escritura?
Ha cambiado con el tiempo, la experiencia, la práctica. Del aliento de principiante al colmillo que dan los años. Y sí, claro, la vida en otro país incorpora a la literatura una serie de temas que tienen que ver con la migración y el desarraigo, los sinsabores de la lejanía, lo dejado y lo descubierto. Supongo que sí, que todo eso le dio otro aliento a mi poesía.
EL OLOR
Odette Alonso
Es poeta y narradora. Nació en Santiago de Cuba y reside en México desde 1992.
Su cuaderno Insomnios en la noche del espejo obtuvo el Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” en 1999 y con Old Music Island acaba de ganar el Premio Nacional de Poesía LGBTTTI Zacatecas 2017. Autora de doce poemarios, de la novela Espejo de tres cuerpos (2009) y los libros de relatos Con la boca abierta (2006), Hotel Pánico (2013) y Con la boca abierta y otros cuentos (2017). Sus dos décadas de quehacer poético fueron reunidas en Manuscrito hallado en alta mar (2011) y Bajo esa luna extraña (2011). Compiladora de la Antología de la poesía cubana del exilio (2011). Fundó el ciclo Escritoras latinoamericanas que ha organizado durante más de una década en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.